Me acuerdo que empecé de extremo izquierdo como todos, sin ser zurdo y sin jugar de extremo, pero decía que allí era donde menos mal le hacíamos cuando empezábamos a jugar.
Jugué mucho tiempo, que entonces se jugaba con libre. Se jugaba con defensa de tres y un cierre por detrás, pues bueno, yo era el cierre.
Después en el centro del campo que era mi sitio. Y era lo que ahora sería un centrocampista organizador. Ese era mi sitio y era donde a mi me gustaba jugar.
Le pegaba bastante fuerte. A pesar de aquellos campos y aquellos balones, -aquellos balones eran duros como una piedra-, estábamos alguno por ahí que les dábamos buenas patadas.
Yo también era muy temperamental. Era mi gran defecto. No sé cómo mis compañeros me aguantaban. Lo vivía mucho. Menos mal que eran muy buenos amigos míos, me conocían y tampoco me hacían mucho caso. Sí, sí, era muy temperamental.